El Carretón de la Otra Vida aún se cuenta en pueblos pequeños, estancias y chacos del Beni. Se dice que aparece únicamente de noche, rompiendo con su agudo y quejumbroso chirriar el silencio de la pampa y el monte, conducido por la misma muerte. Aseguran que el sonido que emite, "Jiiiiiii... Usaaa usaaaa ... ! Jiiiiii ... Usaaa usaaa ... !", con el que maneja a sus bueyes misteriosos, es fúnebre y perturbador.
Se afirma que El Carretón siempre aparece en momentos de inexplicables y misteriosas coincidencias, cuando alguien está a punto de partir hacia dimensiones desconocidas. Hay quienes aseguran que sus chillidos cesan cerca de la casa del elegido por la muerte, como si estuviera esperando el alma de aquel que repasa su vida y sus pecados en sus últimos minutos de agonía.